Una guía de compra de procesadores para entender y hacer la elección correcta
Aunque a lo largo de los años los procesadores han ido asumiendo cada vez más funciones de las que antes se encargaban los componentes de la placa base, cada generación de procesadores va de la mano de una generación de placas base, por así decirlo.
Aunque, por supuesto, hay imperativos técnicos que exigen el uso de un nuevo zócalo, también hay un deseo deliberado (especialmente por parte de Intel) de "fomentar" el cambio de placa base.
La oferta de procesadores se basa en dos marcas históricas: AMD e Intel.
En la actualidad, las ofertas de consumo de AMD e Intel se presentan en dos gamas de sockets:
En Intel, el socket 1200 es el segmento principal, mientras que el socket 2066 se reserva para los usuarios más avanzados.
Por parte de AMD, el socket AM4 permite alojar de forma unificada los procesadores Ryzen y las últimas APU (que incluyen una parte gráfica más rápida).
La toma TRX4 está pensada para soluciones de muy alta gama y semiprofesionales.
Puntos clave de un procesador
El número de núcleos
La frecuencia ya no es el elemento que refleja toda la potencia de un procesador. Desde hace muchos años, los procesadores han ido aumentando el número de núcleos para poder realizar varias tareas pesadas al mismo tiempo o una única tarea de gran envergadura manteniendo la capacidad de respuesta del sistema.
Además, los sistemas operativos recientes están lejos de hacer una sola cosa a la vez, incluso para su propio mantenimiento: escaneo de virus, monitoreo del sistema, verificación e instalación de actualizaciones, etc.
Por otro lado, aplicaciones como un cliente de correo electrónico, TweetDeck, un navegador con muchas pestañas abiertas forman parte de las tareas clásicas. Por ello, los procesadores de 4 a 6 núcleos se adaptan perfectamente a los usos básicos actuales.
Los procesadores de octo-núcleo (8 núcleos) y más ofrecen aún más potencia, que es utilizada por un software cada vez más "pesado", así como por un número creciente de videojuegos y el desarrollo del streaming. Los programas de edición de vídeo, procesamiento/composición de audio, edición profesional de fotos, transcodificación de vídeo (conversión de formatos), (des)compresión de archivos, encriptación y renderización 3D suelen hacer pleno uso de estos procesadores.
Además, la tecnología HyperThreading de Intel y SMT de AMD añaden un segundo núcleo virtual a cada núcleo físico. Así, un procesador de 8 núcleos como el Core i9-9900K o el Ryzen 7 3700X es visto por el sistema como un procesador de 16 núcleos. Estas tecnologías sólo se aplican en los modelos de gama alta.
La memoria caché
A medida que las arquitecturas han ido evolucionando, se les ha dotado de una memoria caché cada vez más grande, cada vez más rápida y siempre situada lo más cerca posible de las unidades de procesamiento del procesador. Las memorias caché también se han multiplicado y los procesadores más recientes tienen ahora tres niveles de caché:
- La caché L1 es pequeña pero excepcionalmente rápida. Contiene sólo los datos e instrucciones que son absolutamente necesarios para los programas que se ejecutan.
- La caché L2 es más grande y ligeramente más lenta y almacena datos y/o instrucciones que se han utilizado recientemente o que es probable que se utilicen.
- La caché L3 es grande pero relativamente "lenta". Además de sus funciones de almacenamiento en caché, proporciona comunicación entre los diferentes núcleos. Cuando un procesador gráfico está integrado en el propio procesador, la caché L3 también es accesible para él.
En una familia de procesadores, el tamaño de las cachés L1 y L2 no suele variar. Está estrechamente relacionado con el diseño de cada núcleo y no es modular. El tamaño de la caché L3 suele ser proporcional al número de núcleos. Cuantos más núcleos, mayor será la caché.
Frecuencia
Símbolo de la potencia de los procesadores de antaño, la frecuencia ha perdido parte de su importancia, eclipsada por el número de núcleos.
Un procesador de cuatro núcleos a 2,5 GHz suele ofrecer mayor potencia que un procesador de dos núcleos a 3 GHz. Sin embargo, para las denominadas tareas de un solo hilo (que no se pueden poner en paralelo), la frecuencia sigue teniendo un papel importante, ya que el número de núcleos no influye en su velocidad de ejecución.
Por tanto, los fabricantes han "reinventado" el Turbo, aunque ya no tenga mucho en común con el de los antiguos procesadores. El Turbo de los procesadores modernos les permite superar, en ciertos casos, su frecuencia anunciada cuando se utiliza un solo núcleo. Por ejemplo, un Ryzen 7 3700X anunciado a 3,6 GHz (cuando todos los núcleos funcionan al máximo) puede ser potenciado a 4,4 GHz si solo se utiliza un núcleo. Para ahorrar energía, los procesadores también tienen una frecuencia baja de unos 800 MHz.
El chip gráfico
En la gama Intel, a excepción de los modelos en socket 2066 y las referencias "F" o "KF", todos los procesadores cuentan con un chip HD Graphics 630. Esta GPU integrada es suficiente para todas las tareas ofimáticas, pero sigue siendo demasiado limitada para jugar cómodamente, incluso con una resolución limitada.
Por parte de AMD, sólo las APU, los Athlon y las referencias Ryzen "G" cuentan con una Radeon más rápida y versátil (especialmente para decodificar flujos de vídeo Full HD o incluso 4K) que las soluciones ofrecidas por Intel. Incluso pueden sustituir a una tarjeta gráfica para juegos ocasionales, siempre que la resolución y los detalles sean limitados.
¿Cómo elegir?
Con una gama equivalente, los procesadores AMD e Intel ofrecen hoy en día niveles de rendimiento comparables, pero cada uno tiene sus propias especificidades.
El overclocking sólo es posible en procesadores "K" (por ejemplo, Core i7-10700K), que tienen un multiplicador desbloqueado, combinados con una placa base basada en un chipset "Z" (por ejemplo, Z490).
El overclocking es posible en todos los procesadores Ryzen y Threadripper, en todos los conjuntos de chips excepto el A320.
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